domingo, 26 de febrero de 2012

Redacción

El cazador cogió la escopeta en el último momento y como un acto reflejo apretó el gatillo. Su disparo acertó de lleno en su objetivo.

Era una mañana clara, luminosa, el sol brillaba en todo su esplendor. Con un día así nada puede salir mal. El joven cazador decidió salir a dar un paseo, cosa que solía hacer todos los días después de comer. Cogió su escopeta, se la enganchó al hombro y prosigió su camino. Unos minutos después, mientras pasaba por delante de una de las casa vecinas, una niña, de unos once doce años, salió rápidamente, con una cestita que sujetaba con su brazo izquierdo. La saludó , y con ilusión le dijo que iba a visitar a su abuelita, que estaba enferma, y quería cuidarla. Él prosigió su camino, contemplan do el bosque, las flores, los árboles. los pajarillos, todo le parecía ideal. Era un día perfecto de paz y tranquilidad. Poco despues, esa tranquilidad se convirtió en preocupación al escuchar unos gritos. El cazador con valentía se dirijió a donde provenían los gritos de auxilio.

Cuando divisó la casa de la que provenía los gritos. se quedó horrorizado, era la casa de la abuelita de la niña!, se asomó por la ventana y contempló la razón de los gritos, un lobo estaba a punto de acabar con la vida de la abuelita y su pobre nieta, las dos estaban protegidas por la mesa de la cocina, pero para el lobo eso no sería ningún problema. De repente el lobo olió algo, se dio la vuelta y miró al cazador. Fue una mirada llena de miedo, por parte del cazador, y muerte, por parte del lobo.
Fue cuestión de segundos que el lobo se abalanzara sobre el cazador , destrozando la puerta principal como si fuera de papel.

El cazador cogió la escopeta en el último momento y como un acto reflejo apretó el gatillo. Su disparo acertó de lleno en su objetivo.
La tensión del momento disminuyó,y las dos mujeres no pararon de agradecerle al cazador al que invitaron a merendar con ellos. Fue un día de lo más bonito y agradable, menos por el gran susto que sufrieron los tres.

Redacción

Hablando otra vez con el Conde Lucanor con Patronio; su consejero, díjole así:
-Patronio, tengo un problema mucho más grande que el amor, el dinero , o cualquier otro problema, sufro de aburrimiento. Le pido por favor, que me cuente una de sus historias, con sus magníficas moralejas, que siempre me sirven en algún momento de mi vida.
Entonces Patronio le contó una fábula titulada:
El burro que envidiaba al perrito, que él consideró que de alguna manera, en algún momento de su vida, le serviría de apoyo para tomar una decisión en su vida
-En una granja. un burro veía con impotencia como un perrito jugaba todo el día con la ama, y se divertía.
Todos se l pasaban bien menos él , que estaba harto de trabajar y llevar la leña, la harina y muchas más cosas. con la única recompensa de un cazo de agua y algo de comer.
El perillo simplemente con su encanto. ganaba más cariños en un solo minuto, que los que él ganara en toda su vida.
Debido a esta situación que tanto apenaba al burro, un día se dijo a sí mismo que se ganaría su cariño, y entonces rebuzno bien alto, y haciendo mucho ruido y alboroto, salió en busca de la ama. La encontró en una sala y corrió hacia ella, y puso sis patas en sus hombros de la ama, lo que asustó y comenzó a gritar histérica.Cuando sus criados oyeron esto. corrieron a la sala donde estaban los dos y comenzaron a pegar al burro , con piedras y mazos hasta dejarlo hecho pedazos en el suelo, medio muerto.
-Y que conclusión e de sacar de esta maravillosa Fábula?
-La moraleja, es que no hay que ser envidioso, y a veces conformarse con lo que uno tiene. Espero que esta fábula le pasara su aburrimiento, y que algún día le sirva de algo.
- Claro que sí, Patronio, usted siempre cuenta cosas muy útiles, algún día seguro que tendré que echar mano de la fábula que hoy usted aquí me ha contado.